jueves, 10 de noviembre de 2011

Mi propio desastre...

Me levanté como muy pocos días, de un humor excelente. Hoy va a ser un buen día, lo presiento.
¿Y cómo no lo iba a ser? Tenía el día completamente organizado, llevo a Yesmar a la escuela, luego a Maia a la cita, me pinto el pelo, me voy a la uni y por último asisto a la Iniciación de de la Asociación.

Tengo que hacer la salvedad de que todo el que me conoce así sea un mes, sabe que hay dos palabras que me describen perfectamente: Despistada y Desorganizada, incluso las buscas juntas en Google y apuesto a que sale una foto mía. En realidad es algo que trato de trabajar pero hay una tercera característica que me complica ese trabajo: vagancia. Dicho esto prosigo.


Todo iba a bien hasta que recordé que no tenía mi cartera. Tuve que cambiar un poco los planes y pararme en el apartamento a buscar la cartera que podía jurar que estaba en mi bulto, qué bueno que no juré en vano porque allí no estaba. El humor comenzó a cambiar, empecé a pelear conmigo misma Ay Angélica eres la peor, dónde demonios dejaste a cartera, bla bla bla. Busqué en el carro, en el cuarto, incluso tuve que recogerlos para poder decir que de verdad buscaba algo y nada. Se jodió el pelo, la clase y la iniciación. Después que bajo todos los santos y escucho los sermones de mami de como por ser tan desorganizada me pasan las cosas, de que mi vida sería más fácil si prestara más atención a lo que hago etc. etc. me da dinero para que eche gasolina y decido irme para Caguas. Recojo todos los motetes y me voy para el apartamento, tomo la ruta de Trujillo para evitar tapones, una vez llego al apartamento noto que no tengo las llaves. ¿Es en serio Angélica? Pues sí, lo es. Llamo al dueño del apartamento quien “amablemente” me negó que tuviera las llaves en el negocio y que tenía esperar a que él pudiera ir para el negocio (apartamento)  quizás en unas tres horas. Bueno me voy a esperar que él llegue, echo gasolina y caigo en el tapón de la uno, ¡ay bendito tapón de la uno!, pero si el de la uno era grande el de la #30 se esmandó, pero si grande fue el tapón, más grande fue el aguacero que cayó mientras estaba en el tapón. Aquel que se ha montado en mi carro comprende la odisea que es estar en el Corolla mientras llueve.

A los que no saben les cuento que el Corolla tiene dos cristales dañados, por lo que hay que subirlos manualmente, uno de ellos era el cristal donde estaba Maia. Pobre nena se estaba mojando mientras yo buscaba que una persona amable me diera paso para pararme en el paseo y subirle el cristal. ¿en el paseo? No sé ni cómo me pasó por la mente que podría pararme en el paseo en un  tapón en la #30, menos mal que había una sábana y Yesmar se la puso encima. Decidí volver a casa de mi mamá, las niñas se durmieron por el camino, ¡Uf qué bueno!, pensé, ahora me da break para dormir un poco. Sí eso también se quedó en un solo pensamiento, Yesmar y Maia se levantaron en cuánto el carro paró frente a la casa. No solo se levantaron si no que se levantaron peleando. Ya en este momento mi buen humor había pasado a ser solo un lejano recuerdo, estaba harta de odio, todo lo que había planificado se había ido al carajo, pero no podía culpar a nadie yo era la causa de mi propio desastre.

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